Ordenador: problemas complejos,
decisiones simples
Es una palabel siglo XIX
comenzó a aplicarse a máquinas, que calculaban cada vez más rápido.
En el siglo XX, cuando los engranajes de las máquinas se sustituyeron por
componentes electrónicos, se generalizó el uso de la palabra
<<ordenador>>. Estos componentes tenían el inconveniente de que se
construían para resolver un problema determinado y había que cambiarlos sí se
querían usar para otro fin.
Hasta que en 1936 un estudiante inglés, Alan Turing, pensó en una computadora que lograría resolver todo tipo de problemas que pudiera traducirse en términos matemáticos y luego reducirse a una cadena de operaciones lógicas con números binarios en las que solo cabían dos decisiones: verdadero o falso. La idea era reducir todo (cifras, letras, imágenes, sonidos) a ristras de unos y ceros y usar una receta, un programa, para resolver los problemas en pasos muy simples.
Había nacido el ordenador digital, pero era una máquina imaginaria. Tras la
Segunda Guerra Mundial, en la que ayudó a descifrar el código Enigma de los
mensajes en clave de los nazis, Turing creó uno de los primeros ordenadores como
los actuales, digital y también programable: podía usarse para muchas cosas.
Primer ordenador digital
Evolución permanente
La máquina de Turing prontó quedó obsoleta, como pasa ahora. Los
ordenadores han seguido duplicando su potencia de cálculo cada año y medio,
como predijo Gordon Moore en 1965.
Por muy rápido que sea ahora un PC, para usarlo todavía hay que esperar
cerca de un minuto mientras arranca tras unas comprobaciones, empieza a copiar
el sistema operativo (el programa imprescindible para funcionar) desde el disco
dura hasta la memoria RAM. Cada vez que se enciende el ordenador hay que
repetir el proceso, pues la memoria se borra al apagar y cada casilla de
información o bit (que puede valer de 0 a 1) marca 0.
Turing solo
llegó a ver los primeros cerebros electrónicos. Él creía que los ordenadores sí
podrían llegar a pensar y, con el programa adecuado, hacer cosas como chatear
sin que pudiéramos distinguir si nuestro interlocutor era una persona o un
ordenador. Nadie ha conseguido crear todavía un programa que supere una prueba
denominada test de turing.
Con 40 años Turing había abierto el campo de la Inteligencia Artificial, pero en la cumbre de su carrera científica fue condenado por mantener relaciones homosexuales. Para evitar la cárcel, aceptó someterse a un tratamiento hormonal. Dos años más tarde murió, tras dar el primer bocado a una manzana envenenada con cianuro. Mucho después, una marca de ordenadores adoptó como símbolo una manzana arco iris como homenaje.
Software, hardware y firmware:
trabajo en cadena
El Software de
los ordenadores es el manual de
instrucciones que permite convertir un problema, una tarea, en una gran
cantidad de operaciones matemáticas sencillas, que se calculan a gran
velocidad.
Los programas y juegos están en el primer eslabón de esa cadena: convierten nuestras acciones y deseos en tareas aún muy complejas que realiza el sistema operativo. Por ejemplo, si pulsas el botón “Nuevo documento” de su procesador de textos, el programa le pide al sistema que abra una ventana y este le pasa la orden a sus bibliotecas de funciones.
Algunos
programas necesitan funciones que no tiene el sistema (por ejemplo, la
capacidad para ver películas en formato DivX) y se las añaden instalando más
bibliotecas o unos módulos llamados plug-ins.
Las funciones del sistema o las añadidas convierten cada tarea en una larguísima serie de instrucciones que son específicas para el hardware: el microprocesador, la memoria RAM, el disco duro, la tarjeta gráfica, el grabador de DVD, etcétera.
Las funciones del sistema o las añadidas convierten cada tarea en una larguísima serie de instrucciones que son específicas para el hardware: el microprocesador, la memoria RAM, el disco duro, la tarjeta gráfica, el grabador de DVD, etcétera.
El sistema
operativo se relaciona con los dispositivos anteriores a través de otro software, los controladores.
Esta estructura encadenada hace que un programa hace que un programa pueda ejecutarse sin problemas en muchos ordenadores distintos, pero combatibles.
El software aparece como algo casi independiente del hardware. La cadena de instrucciones sigue dentro de los dispositivos (internos) y periféricos (accesorios) del ordenador. Cada uno de estos contiene un pequeño ordenador que controla sus motores y circuitos electrónicos mediante otro programa tan ligado a los componentes electrónicos que no se considera software, sino firmware.
Algunas prestaciones del periférico se pueden mejorar si se cambia el firmware. Por ejemplo, al actualizar el firmware de un iPod podemos corregirle fallos de funcionamiento o enseñarle nuevas funciones.
Una máquina para sustituir al doctor
house
El
televisivo doctor House es un ejemplo de cómo la intuición, la experiencia o
bien una corazonada ayudan a los humanos a la hora de tomar decisiones
complicadas.
Un ordenador no cuenta con este factor humano, pero en los hospitales ya comienzan a usarlos para decidir el mejor tratamiento para algunos pacientes, ya que gracias a programas de minería de datos, que analizan múltiples variables y sus relaciones, sus relaciones son muy acertadas.
Un ordenador no cuenta con este factor humano, pero en los hospitales ya comienzan a usarlos para decidir el mejor tratamiento para algunos pacientes, ya que gracias a programas de minería de datos, que analizan múltiples variables y sus relaciones, sus relaciones son muy acertadas.
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